Con el auspicio de

Con el auspicio de
Fundado en el año 2000. Auspiciado por L´Institute du Champ Freudien y el Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de París VIII.

PSINE ESPACIO

Espacio Psicoanalítico Pampeano continúa realizando actividades de extensión para quienes se interesan en los temas relativos al ser humano. Este año, acuciados por los acontecimientos nacionales y mundiales, nos interrogamos por la subjetividad de nuestra época. Nos servimos nuevamente del arte cinematográfico como disparador y apuntalador para identificar los paradigmas socioculturales por los cuales nos encontramos atravesados como sujetos. Invitamos a quienes quieran reflexionar sobre los acontecimientos contemporáneos, sus avatares e implicancias subjetivas. Proponemos una selección de films que, gracias a su riqueza, posibilitan un análisis fecundo para el debate. Intentaremos, con el aporte de todos, ubicar los emergentes sociales de una subjetividad que padece las marcas del discurso contemporáneo y el malestar actual en la cultura.


O T R O S    C I C L O S   
R E A L I Z A D O S

Ciclo de Cine-Debate y Psicoanálisis 2008
“Las estructuras Psíquicas”
 Ciclo coordinado por la Comisión de Jóvenes del Colegio de Psicólogos de La Pampa.
 *
Miércoles 19/11   19.30hs:
“Psicosis”
de A. Hitchcock

*
Miércoles 26/11   19.30hs:
“Letras Prohibidas”
de Philip Kaufman

 *
Miércoles 3/12 19.30hs:
“El Hombre Que Nunca Estuvo”
de Joel & Ethen Coen


 Dirigido al Público en General con Entrada Libre y Gratuita
Hall de Cine Amadeus, Cnel Gil 31
                    
                   La Comisión de Jóvenes del Colegio de Psicólogos de La Pampa viene trabajando año tras año realizando actividades de extensión para quienes se interesan en los temas relativos al ser humano. En esta ocasión se ha pensado el abordaje de las estructuras psíquicas tal como lo plantea la orientación psicoanalítica sirviéndonos del arte cinematográfico. En este sentido tomamos al cine como disparador y apuntalador para pensar al psiquismo y  su patología. Si bien los films elegidos no tratan sólo estos temas, sí posibilitan gracias a su riqueza, reflexionar y analizar diversas problemáticas. Trataremos de este modo, ubicar las coyunturas existentes entre las estructuras psíquicas, sus manifestaciones y lo que el cine nos ofrece.
 
Comisión de Jóvenes del Colegio de Psicólogos de La Pampa 2008
  García Barbarena, Paula/ Marzoratti, Yanela/Pechín, Flavia/Pérez Funes, Daniela/Pelizzari, Marcos




RECOMENDAMOS 
PARA VER:

  • Hace mucho que te quiero (Il y a longtemps que je t'aime), de Philippe Claudel. Francia, 2008.
  • El silencio de Lorna. de Jean-Pierre y Luc Dardenne. Coproducción Bélgica-GB-Francia, 2008.
  • La culpa es de Fidel (La Faute à Fidel), de Julie Gavras Francia / Italia 2006.
  • Aliento (Soom), de Kim Ki-Duk. Corea del Sur, 2007.
  • La Ola (Die Welle) de Dennis Gansel. Alemania, 2008.
  • Solaris (Solyaris) de Andrei Tarkovsky. URSS, 1972.
  • La ventana indiscreta (Rear Window) de Alfred Hitchcock. EEUU, 1954.
  • Psicosis (Psycho) de Alfred Hitchcock. EEUU, 1960.
  • Los Pájaros (The Birds) de Alfred Hitchcock. EEUU, 1963.
  • La Soga (Rope) de Alfred Hitchcock. EEUU, 1948.
  • Ciudadano Kane (Citizen Kane) de Orson Welles. EEUU, 1941.
  • El gran pez (Big Fish) de Tim Burton. EEUU, 2003.
  • El cocinero, el ladrón, su mujer, su amante (The cook the thief his wife & her lover)de Peter Greenaway. Francia, Reino Unido, 1989.
  • Muerte en Venecia (Morte a Venezia) de Luchino Visconti. Italia, 1971.
  • El hombre que nunca estuvo (The Man Who Wasn´t There) de Joel y Ethan Coen. EEUU, 2001.
  • Atrapado en el tiempo (Groundhog Day) de Harold Ramis. EEUU, 1993.
  • La comedia sexual de una noche de verano (A Midsummer Night's Sex Commedy) de Woody Allen. EEUU, 1982. 
  • La mujer de al lado (La Femme d"à Côté) de Francois Truffaut. Francia, 1981.
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 Ensayo

Acerca de la función paterna en el film El Gran Pez

La elección de este film estuvo guiada por la forma paradigmática en que Tim Burton, su director, logra ilustrar la relación padre-hijo, así como la perspectiva del padre y del hijo en sus respectivas funciones. Para este tema complejo, utiliza todos sus recursos artísticos con el fin de crear múltiples metáforas visuales sumamente esclarecedoras para entender cómo operan los tres registros del padre. Estas metáforas se van entramando de modo tal que posibilitan entender la ubicación subjetiva de los distintos personajes y cuáles son aquellos conflictos a resolver frente al tema de la función paterna y sus complejidades. De esta forma el film ofrece un material muy variado en imágenes y texto con una riqueza única para el análisis propuesto. 
Desde el inicio del relato, la relación padre-hijo se presenta conflictiva. Edward es un padre moribundo que se pasa todo el tiempo recreando los episodios de su vida compuesta por hechos fabulosos, como si fuera un cuento repleto de las más insólitas fantasías, generando así en su hijo William un rechazo por esta actitud. Este buscará hasta el final, mediante un gran esfuerzo interior de cuestionamiento incesante, la verdad objetiva acerca de todo lo transmitido por su padre, tropezando con grandes sorpresas a lo largo de su recorrido.
En primer lugar el padre presenta la metáfora del pez: “había un pez distinto a todos... cuando yo había nacido era ya una leyenda”; “el día que naciste lo atrapé... lo atrapé con un anillo... no lo maté para que mi hijo lo pueda atrapar por sí mismo...”. En este atrapar está en juego la relación al significante, representado mediante un objeto tan simbólico como el anillo. Se presenta así, desde un principio, lo simbólico como preexistente a un sujeto por advenir, un sujeto surgirá del campo del Otro. Es así como comienza el relato del hijo acerca de su versión del padre: “Al contar la historia de mi padre, es imposible separar el mito de la realidad...”; “yo no veía nada de mi en mi padre... el tampoco veía algo de él en mí...”; “lo mejor que puedo hacer es contarla como él la contó, hay cosas sin sentido o que nunca pasaron...”.
Desde una mirada del Edipo, el padre, objeto de identificación primaria, es tomado de entrada como ideal y como rival al mismo tiempo, al intentar el niño apropiarse del primer objeto de amor, la madre. Es la vertiente imaginaria del padre, aquel que priva de la madre. Padre del segundo tiempo del Edipo, inhibidor, amenazante, bondadoso y gentil, maligno y terrible, el que no ayuda al sujeto en su deseo. El padre que William ve erigirse como amo mientras se sitúa como protagonista que acapara la escena durante el casamiento de su hijo. Ante esta figura Will se revela huyendo lejos, guardando un gran rencor hacia esta figura paterna que no le da lugar a su deseo, que ha oscurecido su vida con historias inverosímiles. El mito del padre dibuja a un padre discordante respecto de su función, una figura muy distante de la personalidad paterna en la realidad familiar. Pero no ocurre en este hijo, a quien se le presenta un conflicto en el cual la dificultad de resolver la superposición le genera incesantes reproches contra este padre. Quizás el reproche más notorio e intenso, aunque no por eso justificado, es ante un padre que en un principio parece “no saber morir a tiempo”, pues la vivencia angustiante del hijo es la de no tener un lugar. 
Así, todas las preguntas que el hijo va formulando apuntan a un origen desconocido: “quiero saber la verdad de los acontecimientos... quiero saber acerca de ti padre...”. Acuciado profundamente por el enigma, expresa: ¿Padre, quién eres realmente? Dejando traslucir nuevamente en el fondo de esta pregunta la concepción de un padre discordante respecto de su función, o más bien acorde al mito individual de neurótico. No aparece la carencia del padre real, de aquel que no puede ejercer la función de poseedor de la madre,  y que obstaculizaría la sexuación de su hijo, su posición viril y su deseo sexual. Pero se enfrenta entonces a un padre que, lejos de contestar, relanza el enigma: “soy quien he sido, mas tú no lo has querido ver, y ese es tu problema...”. Aquí la pregunta se dirige a un padre imaginario, a quien se le supone el saber, y ante la respuesta insatisfactoria (por estructura) aparece la retirada del hijo para, gracias a este enigma, ir a buscar respuestas a otro lugar. Es al mismo tiempo el padre real que instituye la imposibilidad de saber acerca de su goce, que hace caer esta suposición de saber acerca del goce. Esta pregunta se puede transcribir por: ¿quien habla más allá de ti? En la cual se vería el Nombre del Padre, el padre simbólico operando, y que acaso sea la pregunta por el deseo del Otro en tanto discurso parental.  La pregunta por la historia de un decir que acompaña al sujeto desde antes de su nacimiento y que le dice “tú eres eso”. ¿Pero qué es? ¿Quién es?  Es “aquello que el padre silenció, y en el hijo habla”, “el desvelado secreto del padre”, que retorna en interrogaciones por su ser mismo, por la falta en ser que abre su drama existencial.
            Es en este punto donde comienza un largo relato del padre, que reúne en imágenes muy ricas todas aquellas fantasías relacionadas a un mito. El joven sale de esa gran familia que era su pueblo en busca de aventuras para convertirse en héroe. Al salir recibe el consejo de una bruja: “el pez más grande del río es así porque nunca se dejó atrapar...”. Consejo que genera resonancias con el salir de la identificación al falo para entrar en la articulación de lo simbólico. Pero el joven Ed toma el camino más corto, aquel que lo conduce por los peligros del bosque, y no el más largo (“carretera principal”). Llega así al pueblo de Spectre, donde todo es perfecto, donde nadie usa calzado porque no es posible tropezarse en un terreno sin agujeros, donde el poeta no puede escribir porque no puede realizar metáforas. Momento de alineación absoluta, no hay falta, no opera la metáfora paterna. Esto va generando un clima angustiante para Ed (y para el espectador) que queda capturado en este pueblo devorador de la subjetividad. Pues bien, esta angustia, como afecto que concierne a un punto real, posibilita una breve estadía que termina en una separación de todo ese plano mortífero de completud imaginaria. Al irse llega a un circo donde, luego de conocer al “amor de su vida”, conoce al dueño, quien le dice: “eres un pez en el acuario, pero ahora estás en el océano y te estás ahogando... “. Encuentra así a un Amo (el personaje se llama Amos y es a la vez un hombre-lobo) ante el que trabajará como un esclavo incansable para obtener un saber. De esta dialéctica desubjetivante en la que persistió tres años, consigue salir nuevamente, al ser atacado por el lobo, gracias al recurso simbólico del juego. Llama la atención la repetición del número tres en todo el film: tres años en cama durante su crecimiento, tres trenes y tres años para llegar a su amada, tres generaciones para hablar del padre. Así también la imagen de la mujer bajo el agua como significante forcluído de la feminidad. Alusión al enigma de la feminidad, de un goce más allá de lo fálico.
Con todo este bagaje simbólico el personaje de William va reproduciendo las fantasías primordiales que están más allá del Edipo. Este personaje al ver a su padre en su lecho de muerte, sale en busca de verificación de los datos biográficos paternos. Y no es casualidad que su primera investigación esté guiada por el fantasma del protopadre, aquel que goza de todas las mujeres, es así como se dirige a indagar la relación que su padre tuvo con “una de las mujeres”. Al respecto dice: “nunca estaba en casa, siempre creí que se iría, que tenía otra familia, que nos abandonaría... siempre lo vi coqueteando con otras mujeres, supe que engañó a mi madre”, se hace presente así el padre real. Asimismo se muestra al padre real (pero esta vez al espectador) cuando Ed se encuentra en una situación íntima con su esposa y cuando dice siempre “siempre tengo sed”. Es el padre cogedor, el que desea a una mujer, el que crea la juntura entre lo real con lo simbólico y media entre el niño y el padre imaginario provocando su disolución, su untergang.
A la muerte de su padre, es él quien goza de la función paterna, de una mujer y de un hijo, pues hace valer sus títulos adquiridos en los tiempos tempranos del Edipo. Y esto en parte gracias a que este hijo puede apropiarse de lo que heredó de su padre para poder gozar de ello... 

“Lo que has heredado de tus padres
adquiérelo para poseerlo.”1
           
El hijo se identifica con su padre, se convierte en un escritor de cuentos. Recrea los ideales y los usufructúa según su propio estilo. Se apropia de lo heredado de su padre para poder gozar de ello de otra forma, acorde a su subjetividad. Para esto es necesario que caiga el padre idealizado, el padre Dios. De lo contrario se arribaría a una concepción religiosa al sostener al padre como causa, proveedor de un sentido absoluto que no da lugar a la falta.  Pues esto no sucede, ya que como lo muestra la escena en que Ed padre está muriendo y pide que su hijo le cuente una historia. Este no sabe qué decir, cómo empezar con una ficción que no pudo desarrollar totalmente hasta ese momento, ya que esta capacidad para “ficcionalizar” era de su padre, algo contra lo que el hijo peleaba constantemente. Aquí se ve al mismo tiempo el saber morir a tiempo del padre, su untergang, y su untergehen, su hundimiento durante el ocaso en las “aguas del inconsciente”. Se da así, un “atardecer del padre”. Se deja sumergir en el lago durante el ocaso, dándose una destrucción creadora, una muerte como consumición y consumación Todo el recorrido del hijo en su trabajo de simbolización, de transformación de los ideales imaginarios en simbólicos viene a ser complementados por esta “voluntad de morir del padre”. De esta forma, el atravesamiento de la fase edípica y los distintos registros del padre implica que sobre el sujeto recayó la ley de la castración, instaurando una falta simbólica por el reconocimiento de la falta en el Otro. Con la consumación de esta operación surge el deseo de un sujeto que deja de estar sometido al ideal paterno. La metáfora paterna crea un sentido nuevo y su traducción será un sentido original del sujeto, el hijo al final accede a su función de padre desde su subjetividad.
Este film posibilita entonces analizar desde la perspectiva de la función paterna en tres generaciones Edward, William y su hijo. El film en su unidad se va desarrollando en dos planos: 1. plano de la realidad y 2. plano de la imaginación, que contrastan y se complementan. Se convierte en algo onírico y a la vez realista por esto mismo. Transmite la fuerza de la fantasía, trabajando con una gran metáfora acerca del padre. Desarrolla también la temática del mito y la explicación del origen. Todas las respuestas a estas cuestiones se dirigen al padre en el origen, con todas las fantasías primordiales que suscitan estos enigmas... pues al final, aquello referido al origen, está absolutamente perdido, hay un significante que no es posible traducir. No es posible capturar definitivamente al gran pez...
 

1 Goethe, Fausto, versos 682-683, citados por Freud en Tótem y Tabú.


Agosto de 2005.

Lic. Marcos Pelizzari.