Con el auspicio de

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Fundado en el año 2000. Auspiciado por L´Institute du Champ Freudien y el Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de París VIII.

miércoles, 25 de junio de 2014

Tercer Clase Seminario Anual 2014


Reseña de Segunda Clase Seminario Anual - Docente Local



El día 6 de junio se llevó a cabo la segunda clase del seminario anual 2014 “La transferencia en la dirección de la cura" con título "El deseo del analista" a cargo de Roxana Vega Alonso (docente local, miembro de Espacio Psicoanalítico Pampeano, desde el año 2009) y los comentarios realizados por Marcos Pelizzari.
La presentación se centró en la localización de tres momentos de la enseñanza de Lacan que permitieron ubicar los desarrollos en cuanto al deseo del analista: 1958, 1964 y 1969-70. Se plantearon estos tres momentos en la enseñanza como tres modos de ir más allá de lo terapéutico y como reducción de un ejercicio de poder.
La expositora inició la presentación del tema señalando  que atraviesa la relación entre el analista y el analizante. Ubicó una referencia del escrito de Lacan “La Dirección de la Cura y los principios de su poder” (1958), texto en el que pueden ubicarse los antecedentes del concepto de deseo del analista en el operar desde la falta en ser. Explica que el analista, respecto al sujeto que se pregunta por su deseo, estaría ubicado en cierta posición de poder pero advierte que no debe responderse esa demanda para evitar producir identificaciones. En este tiempo la interpretación esta orientada por el sentido y la significación.
En el año 1964, durante el seminario 11 “Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis”, Lacan realiza una crítica sobre la posición de padre en Freud en los análisis que realizaba. Se describe uno de los conceptos fundamentales, el inconciente, desde el estatuto ético y no ontológico. Explica la pulsación temporal que lo caracteriza en tiempos de apertura y de cierre. En dicho momento se entiende el deseo del analista como una función. La transferencia como puesta en acto de la realidad sexual del inconciente, se corresponde con el momento de cierre del inconciente. Mientras que el momento de apertura se propicia a partir del sujeto supuesto saber, el cual se entiende como el pivote de la transferencia. Allí se tomó como referencia la Proposición del 9 de octubre sobre el psicoanalista de la Escuela, donde Lacan (1967) propone una manera de formalizar la operatoria de este sujeto supuesto al saber en una fórmula conocida como algoritmo de la transferencia.
Retomando el seminario 11, la expositora planteó que el deseo del análisis no es un deseo puro. Un deseo puro es deseo de nada, sin objeto. Lacan señala que el deseo del analista entra a producir el campo de la experiencia no como sujeto dividido sino como objeto, que causa el deseo, objeto que actúa como causa del surgimiento del deseo, esto es producir, ser la causa de aquello que va dividir al sujeto como objeto a causa. La función del deseo del analista se representa por una x agalmática. Esta finalidad, hace del deseo del analista un instrumento del análisis, lo que lo vuelve impuro, pues le impide ser deseo de nada. En este sentido, el deseo del analista, no solo no se opone a la dirección de la cura sino que la representa en su fase más profunda. Lacan lo formula  en el Seminario 11: “es el deseo de obtener la diferencia absoluta, la que interviene cuando el sujeto, confrontado al significante primordial, accede por primera vez a la posición de sujeción a él”. Esta fórmula anticipa lo que años después será el esquema del discurso del analista en el Seminario 17.
Allí Lacan (1969/1970) presenta cuatro discursos conformados por cuatro elementos para articular el significante y el goce, la relación del sujeto al Otro. Estos cuatro elementos se ubican en distintas posiciones que girando en el sentido de las agujas del reloj, serían el agente, el Otro, la producción y la verdad. Miller, en el texto “El banquete de los analistas” reformula dichas posiciones a partir de considerar el Discurso del Amo, a saber, en el mismo sentido Ignorancia, Trabajo, Producto y Pereza. La disertante plantea que el inconciente, como saber (S2), trabaja para asegurarle goce al sujeto, produciendo formaciones del inconciente. El sujeto es comandado por el significante amo pero quien verdaderamente trabaja es el inconciente. El analista a partir de la regla fundamental de la asociación libre introduce una perturbación fundamental.
Centrándose en el discurso del analista detalla las posiciones, considerando que el analista posicionado en el lugar del agente opera desde la ignorancia. El analista esta posicionado como semblante de objeto, causa del deseo. En la posición del Otro, del trabajo, se ubica el sujeto barrado. Mientras que en el lugar del producto caen los S1 que comandan la vida del sujeto. En el lugar de la verdad, de la pereza se aloja el saber. El analista entonces pone a trabajar al sujeto, lo pone a producir los significantes amo, resultando la caída de las identificaciones como efecto.

Al finalizar la clase, Marcos Pelizzari presentó una articulación entre el discurso del amo y el discurso del analista, localizando algunas categorías de análisis en un cuadro comparativo entre dos modos de lazo social. En el discurso del amo prima el ejercicio del poder, lo que le interesa al amo es “que la cosa marche”. La política se rige por el poder y la producción de identificaciones. El amo tiende hacia el bien del Otro instalando así la relación dual, en una primacía del registro imaginario, posicionado como Ideal. En cuanto al goce se puede pensar que el amo goza en el ejercicio de su poder logrando el “éxito” con el cumplimiento de su mandato.
En el discurso del analista lo que comanda es la posición y la acción analítica, la interpretación. El deseo en juego es el deseo del analista explicado anteriormente que implica el funcionamiento desde un lugar activo y auténtico. En tanto reverso del discruso del amo, la política que atraviesa el análisis se orienta por la falta en ser, la división subjetiva. La verdad se ubica en el saber inconciente. El registro donde podría ubicarse este discurso es en el simbólico, a partir de considerar el inconciente estructurado como un lenguaje y la instalación del sujeto supuesto saber. Lacan dice que el analista es un amo fallido ya que tiene un poder pero no lo ejerce. Respecto al goce, el analista no goza mientras opera. El éxito en este discurso se entiende como la ausencia del fracaso ya que no hay éxitos terapéuticos. Para aclarar esto, cita a Freud cuando enuncia los imposibles de gobernar, educar y analizar y el advenimiento del efecto terapéutico por añadidura.
A continuación Roxana Vega realizó la presentación de un caso clínico con comentarios y puntuaciones de Marcos Pelizzari, articulando los conceptos teóricos expuestos en la clase. La jornada finalizó con el intercambio y una conversación interesante con el auditorio.