ESPACIO PSICOANALITICO PAMPEANO
Creado en 2008, convocados por los interrrogantes que emergen de la práctica, la investigación teórico-clínica y el recorrido por las enseñanzas de Freud y Lacan. El psicoanálisis no puede no reinventarse a sí mismo para subsistir como discurso con consecuencias. La causa por la cual esto es posible es aquello por lo cual este espacio inicia su producción y transmisión. Con el auspicio de
Con el auspicio de

Fundado en el año 2000. Auspiciado por L´Institute du Champ Freudien y el Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de París VIII.
lunes, 3 de noviembre de 2014
jueves, 9 de octubre de 2014
martes, 9 de septiembre de 2014
miércoles, 20 de agosto de 2014
jueves, 3 de julio de 2014
miércoles, 25 de junio de 2014
Reseña de Segunda Clase Seminario Anual - Docente Local
El día 6 de junio se llevó a cabo la segunda clase del seminario anual
2014 “La transferencia en la dirección de la cura" con título "El deseo del analista" a cargo de Roxana Vega Alonso
(docente local, miembro de Espacio Psicoanalítico Pampeano, desde el año 2009) y
los comentarios realizados por Marcos Pelizzari.
La presentación se centró
en la localización de tres momentos de la enseñanza de Lacan que permitieron
ubicar los desarrollos en cuanto al deseo del analista: 1958, 1964 y 1969-70. Se plantearon estos tres momentos en la enseñanza como tres modos de ir más allá de lo terapéutico y como reducción de un ejercicio de poder.
La expositora inició la
presentación del tema señalando que atraviesa
la relación entre el analista y el analizante. Ubicó una referencia del escrito
de Lacan “La Dirección
de la Cura y los
principios de su poder” (1958), texto en el que pueden ubicarse los antecedentes del concepto de deseo del analista en el operar desde la falta en ser. Explica
que el analista, respecto al sujeto que se pregunta por su deseo, estaría
ubicado en cierta posición de poder pero advierte que no debe responderse esa
demanda para evitar producir identificaciones. En este tiempo la interpretación
esta orientada por el sentido y la significación.
En el año 1964, durante
el seminario 11 “Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis”, Lacan
realiza una crítica sobre la posición de padre en Freud en los análisis que
realizaba. Se describe uno de los conceptos fundamentales, el inconciente, desde
el estatuto ético y no ontológico. Explica la pulsación temporal que lo
caracteriza en tiempos de apertura y de cierre. En dicho momento se entiende el
deseo del analista como una función. La transferencia como puesta en acto de la
realidad sexual del inconciente, se corresponde con el momento de cierre del
inconciente. Mientras que el momento de apertura se propicia a partir del
sujeto supuesto saber, el cual se entiende como el pivote de la transferencia.
Allí se tomó como referencia la
Proposición del 9 de octubre sobre el psicoanalista de la Escuela, donde Lacan (1967)
propone una manera de formalizar la operatoria de este sujeto supuesto al saber
en una fórmula conocida como algoritmo de la transferencia.
Retomando el seminario
11, la expositora planteó que el deseo del análisis no es un deseo puro. Un
deseo puro es deseo de nada, sin objeto. Lacan señala que el deseo del analista
entra a producir el campo de la experiencia no como sujeto dividido sino como
objeto, que causa el deseo, objeto que actúa como causa del surgimiento del
deseo, esto es producir, ser la causa de aquello que va dividir al sujeto como
objeto a causa. La función del deseo
del analista se representa por una x agalmática. Esta finalidad, hace del deseo
del analista un instrumento del análisis, lo que lo vuelve impuro, pues le
impide ser deseo de nada. En este sentido, el deseo del analista, no solo no se
opone a la dirección de la cura sino que la representa en su fase más profunda.
Lacan lo formula en el Seminario 11: “es
el deseo de obtener la diferencia absoluta, la que interviene cuando el sujeto,
confrontado al significante primordial, accede por primera vez a la posición de
sujeción a él”. Esta fórmula anticipa lo que años después será el esquema del
discurso del analista en el Seminario 17.
Allí Lacan (1969/1970) presenta
cuatro discursos conformados por cuatro elementos para articular el
significante y el goce, la relación del sujeto al Otro. Estos cuatro elementos
se ubican en distintas posiciones que girando en el sentido de las agujas del
reloj, serían el agente, el Otro, la producción y la verdad. Miller, en el
texto “El banquete de los analistas” reformula dichas posiciones a partir de
considerar el Discurso del Amo, a saber, en el mismo sentido Ignorancia,
Trabajo, Producto y Pereza. La disertante plantea que el inconciente, como
saber (S2), trabaja para asegurarle goce al sujeto, produciendo formaciones del
inconciente. El sujeto es comandado por el significante amo pero quien verdaderamente
trabaja es el inconciente. El analista a partir de la regla fundamental de la
asociación libre introduce una perturbación fundamental.
Centrándose en el
discurso del analista detalla las posiciones, considerando que el analista
posicionado en el lugar del agente opera desde la ignorancia. El analista esta
posicionado como semblante de objeto, causa del deseo. En la posición del Otro,
del trabajo, se ubica el sujeto barrado. Mientras que en el lugar del producto
caen los S1 que comandan la vida del sujeto. En el lugar de la verdad, de la
pereza se aloja el saber. El analista entonces pone a trabajar al sujeto, lo
pone a producir los significantes amo, resultando la caída de las
identificaciones como efecto.
Al finalizar la clase,
Marcos Pelizzari presentó una articulación entre el discurso del
amo y el discurso del analista, localizando algunas categorías de análisis en
un cuadro comparativo entre dos modos de lazo social. En
el discurso del amo prima el ejercicio del poder, lo que le interesa al amo es
“que la cosa marche”. La política se rige por el poder y la producción de identificaciones. El amo tiende hacia
el bien del Otro instalando así la relación dual, en una primacía del registro
imaginario, posicionado como Ideal. En cuanto al goce se puede pensar que el
amo goza en el ejercicio de su poder logrando el “éxito” con el cumplimiento de
su mandato.
En el discurso del
analista lo que comanda es la posición y la acción analítica, la interpretación. El deseo en juego es el deseo del analista explicado anteriormente que implica el
funcionamiento desde un lugar activo y auténtico. En tanto reverso del discruso del amo, la
política que atraviesa el análisis se orienta por la falta en ser, la división
subjetiva. La verdad se ubica en el saber inconciente. El registro donde podría
ubicarse este discurso es en el simbólico, a partir de considerar el
inconciente estructurado como un lenguaje y la instalación del sujeto supuesto
saber. Lacan dice que el analista es un amo fallido ya que tiene un poder pero
no lo ejerce. Respecto al goce, el analista no goza mientras opera. El éxito en
este discurso se entiende como la ausencia del fracaso ya que no hay éxitos
terapéuticos. Para aclarar esto, cita a Freud cuando enuncia los imposibles de
gobernar, educar y analizar y el advenimiento del efecto terapéutico por
añadidura.
A continuación Roxana
Vega realizó la presentación de un caso clínico con comentarios y puntuaciones
de Marcos Pelizzari, articulando los conceptos teóricos expuestos en la clase.
La jornada finalizó con el intercambio y una conversación interesante con el auditorio.
martes, 27 de mayo de 2014
viernes, 23 de mayo de 2014
Reseña Jornada de Apertura Seminario Anual 2014 "La transferencia en la dirección de la cura"
El día viernes 9 de mayo se realizó la
clase inaugural del seminario anual ciclo 2014 “La transferencia en la dirección de la cura” a cargo del docente
invitado Esteban Klainer (E.O.L.) interlocutor del IOM2, con la coordinación de
la colega local Luciana Varela.
El invitado inició su exposición con
la “confesión” de haber “preparado la clase con un orden lógico”
pero desiste de tal preparación por cuestiones de contingencias y por los efectos
subjetivos de haber estado presente recientemente en el Congreso de la
Asociación Mundial de Psicoanálisis en París. De esta manera se dirige en
primera persona refiendo que al hablar con algo preparado se lo hace en
tercera persona, efecto que también cree que se encuentra en “La dirección de
la cura y los principios de su poder” ya que el tema de todo el escrito de
Lacan es sobre la acción analítica, con particular acento en términos de la
acción. Señala como cuestión fundamental del texto de Lacan aquello que se puede
extraer como actual siendo ese texto del año `58. Respecto al contexto de la
escritura se trata de un momento particular porque se ubica en un momento en
que Lacan se separa de la Sociedad Psicoanalítica de París que era la
institución que formaba parte de la IPA. Se crea así la Sociedad Francesa de
Psicoanálisis mediante la organización de un coloquio internacional con la firme
intención de lograr la inscripción dentro de la IPA. Es en esta circunstancia
que Lacan se presenta frente a la comunidad analítica internacional para
cuestionar radicalmente, con este texto, todo lo que era el psicoanálisis hasta
ese momento y centrándose, no tanto en hablar de los analizantes, sino en
hablar del analista.
Lo que ubica como sin referencia a lo
actual tiene que ver con toda la crítica rigurosa a las corrientes del yo
autónomo, a la reeducación emocional, la contratransferencia, ya que hoy no nos
encontramos en esa situación ni en relación a esas corrientes. Pero refiere
como algo absolutamente actual cuando Lacan en ese contexto, y dirigiéndose a
la acción del psicoanalista, dice (cita textual página 566): “pretendemos mostrar en qué la impotencia
para sostener auténticamente una praxis se reduce, como es corriente en la
historia de los hombres, al ejercicio de un poder”. Con esta cita señala
que todo el argumento del texto está en lo siguiente: todas esas corrientes, en
la impotencia de sostener auténticamente una práctica, se deslizan al ejercicio
de un poder. Este punto es de actualidad y se pregunta: ¿quién puede decir que no se encuentra con la impotencia de sostener
auténticamente su práctica en ningún momento, y más en la clínica actual en que
nos encontramos con que recibimos demandas de sujetos que no está del todo
claro que tengan un interés en entrar en un análisis, descifrar sus síntomas o
tener una apertura del inconsciente, sino más bien casos en los cuales no nos
queda muy claro que no se trate de psicosis, en que lo viene son gravedades
sintomáticas importantísimas, crisis de angustia terribles, y todo el tiempo
nos encontramos en un clima de impotencia en el qué hacer? De esta manera,
y dirigiéndose al auditorio en primera persona, desarrolla la clase
transmitiendo los encuentros con esas impotencias en su práctica clínica pero
también en tanto analizante. En este sentido relata, a partir del trabajo en
análisis de un sueño de repetición infantil y otro de la adultez que le hace
eco, lo traumático y la respuesta al trauma. Esta respuesta sintomática y su
articulación fantasmática, según refiere ha tenido consecuencias en el punto de la impotencia de sostener la autenticidad en la
práctica analítica. Frente a esa impotencia el analista no sabe cómo, sin darse cuenta,
se encuentra dando directivas a los pacientes. Por eso en el texto, Lacan va
dando señales de cómo reorientar la cuestión para salir de esa impotencia que conduce
al ejercicio de un poder, ya que ese ejercicio no es el análisis. Ahí Lacan da
una única directiva para transmitir al paciente. Se trata de la comunicación de la
regla fundamental del análisis ubicado como un momento sumamente importante en
la dirección de la cura, incluso con su carácter paradojal en tanto, al
tratarse de palabras, introduce una equivocidad. Aparece entonces la diferencia
con las terapias conductuales y su sostén en la instrucción. Sin embargo,
aclara, es aquello de lo cual los analistas no estamos exentos cuando nos
encontramos con la impotencia y en esto el control (supervisión) de la práctica se hace imprescindible.
Entonces, para reorientar la práctica, Lacan plantea en el texto las dos trilogías
muy conocidas: por un lado, y poniendo al analista en el banquillo de los acusado, lo que éste paga: con sus palabras en la interpretación, con su
persona en la transferencia y, lo más enigmático, el pago con su
juicio íntimo. La otra trilogía que se articula es la táctica, la estrategia y
la política; términos que no vienen del psicoanálisis sino más bien de teorías
de la guerra. Sería la táctica en la interpretación, la estrategia en la
transferencia y la cuestión difícil de cual puede ser la política del
psicoanálisis, donde se puede ubicar la política del fin de análisis como
horizonte. En esta trilogía también se puede ubicar el desliz al ejercicio de
un poder. En cuanto a la interpretación, al nivel de la táctica, dice que el
analista es libre por eso no se encuentra tanto el deslizamiento al ejercicio
de un poder sino quizá a un analista que diga cualquier cosa como
interpretación sin que esté sostenida por una estrategia o una política. Lo
crucial se juega en la estrategia de la transferencia propiamente analítica en
términos del desdoblamiento que implica para el analista y cómo la estrategia a
sostener es ese desdoblamiento. En esto Lacan dice que el analista paga con su
persona porque se tiene que desdoblar en su persona y en un otro lugar desde
donde podrá escuchar e interpretar. O sea un desdoblamiento que permita no
identificarse a la persona a la cual el analizante se dirige y que al mismo
tiempo el cuerpo en presencia hace soporte. El tercer punto más complicado es
el de la política del psicoanálisis y la cuestión del pago con el juicio
íntimo. Se plantea la cuestión de que el juicio íntimo sólo es tal en tanto es
sin ninguna garantía, en una absoluta soledad. Este es claramente el lugar
donde se juega verdaderamente el acto analítico, lugar sin otro donde se puede
ubicar la necesidad del control de la posición del analista y su acto pero
después del acto. Relata, para transmitir esta cuestión, una viñeta clínica que
muestra los efectos del acto analítico y su autenticidad ubicados en las
coordenadas de lo trabajado en el análisis respecto de lo sintomático del
analista. Entonces lo que Lacan nombra como pagar
con el juicio íntimo va al punto que más adelante en su enseñanza será trabajado
como el acto analítico. Punto mismo de falla de la estructura, de la ubicación
de algún real que, en términos de la dirección de la cura, es apuntar al
corazón del ser del analizante. Cita a Miller y su conferencia “Un real para el
siglo XXI” donde dice que quizá haya que reformular algo de lo que es el deseo
del analista que, en tanto impuro al decir de Lacan, es un deseo de alcanzar en
el otro su real y separarlo absolutamente del sentido. Se trata de sostener y
atrapar un real de cada quien a la manera de lo que se transmite en los
testimonios de pase respecto del encuentro con un real propio. A manera
ilustrativa, se hace referencia al documental “Una cita con Lacan” en relación
al testimonio de Susanne Hommel. Finalmente ubica en el apartado dos del
escrito la articulación entre interpretación y transferencia. Lo que plantea es
cómo introducir una lógica en la dirección de la cura y que para esto hace
falta una interpretación que instale la transferencia. Una interpretación que
produzca la rectificación subjetiva, que arme el dispositivo analítico y la
transferencia en términos simbólicos -lo que será luego el sujeto supuesto
saber- punto donde podrá ubicarse una entrada en análisis.
La presentación de casos clínicos
estuvo a cargo de Roxana Vega Alonso y Marcos Pelizzari con comentarios de
Esteban Klainer y conversación fluida con el auditorio.
Marcos Pelizzari
Marcos Pelizzari
sábado, 3 de mayo de 2014
viernes, 2 de mayo de 2014
martes, 8 de abril de 2014
sábado, 5 de abril de 2014
miércoles, 12 de marzo de 2014
miércoles, 30 de octubre de 2013
viernes, 4 de octubre de 2013
viernes, 13 de septiembre de 2013
lunes, 19 de agosto de 2013
sábado, 10 de agosto de 2013
"LA CONSTRUCCIÓN DEL DELINCUENTE" Juan Pablo Mollo

http://www.derecho-a-replica.blogspot.com.ar/2013/08/la-construccion-del-delincuente.html
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